Esta segunda etapa del proceso fue más complicada que la anterior. Lo que parecía ser un pequeño telescopio de madera y cartón de 5cm de diámetro, terminó por ser un magno rompecabezas. Cada pieza planteaba nuevos retos y exigía exprimir el cerebro al máximo. Los telescopios de Newton parecen sencillos hoy en día y, cuando te sumerges en ellos, te percatas que este genio no dejó casi nada al azar.
Piezas hechas a mano por duplicado y triplicado hasta llegar a las definitivas, innumerables bocetos, esquemas, plantillas. Llegar a un punto, volver hacia atrás y rehacer el camino… una larga labor 100% artesanal que nos llevó a toparnos con los mismos problemas que Sir. Isaac Newton. Mientras, el anhelado Speculum, estaba en proceso de fundición.